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Intelectual / Decreto 2085
El Tiempo
Febrero 29 de 2004:
http://eltiempo.terra.com.co/opinion/colopi_new/dartagnan/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-1537758.html
¿Remedios
sin cura? Medicamentos vedados, escasos y que suben de precio |
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Inquietante la noticia de que el Invima no dará permiso a los laboratorios nacionales para producir ocho medicamentos contra la demencia, la disfunción eréctil y la epilepsia, entre otras enfermedades.
El tema es preocupante porque, básicamente, al disminuir y en algunos casos eliminarse la competencia de la industria nacional en el campo farmacéutico -para todos tan sensible-, lo previsible es que suban los precios de los remedios, que es por lo demás una tendencia casi inalterable. Con más veras si son productos únicos para la venta, aunque indispensables para muchos pacientes que los necesitan.
Ahora mismo, por ejemplo, existe un enfrentamiento jurídico entre la multinacional Pfizer y la colombiana Lafrancol, que se explica pero no se justifica, en la medida en que ambos fabricantes producen idéntico producto, el famoso viagra, con la diferencia de que el colombiano es un equivalente de este -según reza en su cajetilla y tal es el motivo de la disputa- con la denominación de Eroxim, más barato.
¿Cuál es el argumento de las multinacionales para defender no solo la calidad sino los costos de su mercancía? La razón generalmente esgrimida es la de que, mientras dichas farmacéuticas han invertido miles de dólares en la invención de nuevas moléculas, otros lo que hacen -según aquellas- es copiar la receta, sin tener que meterse la mano al dril para costear a los investigadores dedicados a descubrir nuevos remedios, muchos de estos para enfermedades tan complejas como cada vez más comunes.
Sin embargo, un informe del Wall Street Journal señala que, con el fin de introducir una revolución para descubrir medicamentos, desde hace una década las compañías farmacéuticas prácticamente reemplazaron a sus valiosos científicos por máquinas para crear miles de combinaciones químicas al mismo tiempo y probarlas con robots. En teoría, la nueva tecnología produciría grandes cantidades de medicina para los pacientes -a precios, se entiende, más accesibles- y beneficios para los inversionistas.
Pero el experimento ha sido -según la publicación neoyorquina- todo un fracaso. Las máquinas fabricaron un producto químico tras otro sin resultados útiles. Y los que parecerían prometedores, con frecuencia resultaban tener grandes fallas, que las pruebas tradicionales hubieran detectado con anticipación. Por ejemplo, algunos medicamentos no podían disolverse en agua o convertirse en pastillas. La pregunta que se hacía el periódico es obvia: ¿dónde están las medicinas que prometieron las farmacéuticas?
Sin duda, en las discusiones del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, uno de los puntos vitales será la suerte que corran los fabricantes de medicinas nacionales, de acuerdo con lo que previamente se discuta y finalmente se apruebe. Hay la creencia generalizada de que el ministro de Comercio Exterior, Jorge Humberto Botero, quiere que se firme este tratado contra viento y marea. Al efecto, dice en reciente artículo publicado en La República: "... el socorrido argumento consistente en 'que nos van a arrasar' no es inexorable si se negocia teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades del aparato doméstico. Para que este objetivo se cumpla es necesaria una adecuada interlocución con el sector privado".
¡Dios lo oiga, Ministro! Porque si bien lo que está en juego no es apenas el futuro de nuestra industria farmacéutica, en relación con el Tratado, sino también el de la industria textil y ni se diga el de las cosechas de nuestros cultivos -sobre todo de alimentos, aunque también de flores-, lo cierto es que los representantes de los farmacéuticos locales justamente sienten que no ha habido eso: interlocución. En consecuencia, con la veda aplicada a tales laboratorios (incluso antes de hablar del TLC), los precios de los remedios se dispararán... más de lo que ya están. Y peor todavía cuando se anuncia que tal veda no se limitará a las ocho medicinas clave ya definidas, sino que el Invima estudia otras cuatro solicitudes con el mismo objetivo, relacionadas con tratamiento para las infecciones del tracto urinario, el dolor y la inflamación causada por la artritis reumatoide, la leucemia y un antihistamínico.
Que se sepa, ha sido poca la injerencia del Ministro de la Protección Social en los alistamientos previos a lo que constituirán las discusiones sobre el TLC con E.U. Y aunque inevitablemente será una 'pelea' -si así quiere calificarse- entre David y Goliat, preocupa mucho que nuestros negociadores no salgan a defender los intereses nacionales con arrestos y convicción, así estos pertenezcan al sector privado, como ocurre también con los intereses de los gringos, estrechamente vinculados con los particulares.
Hasta ahora, el Ministro de la Protección Social no ha dicho ni mu ante la justificada protesta ocasionada por el hecho de que las EPS y el POS no seguirán prestando servicios odontológicos, para poder así rebajar sus costos. ¡Terrible noticia para nuestra población, singularmente la infantil! Si a ello se añade el desamparo al que se exponen los laboratorios nacionales, angustiosa resulta -por decir lo menos- la situación de quienes dependen del acceso a fármacos que para ellos simplemente son cruciales, aunque cada día más inalcanzables.
posgar@eltiempo.com.co
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Adaptado por OAS / 01mar04
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