Significado clínico
Los estudios epidemiológicos han demostrado que el síndrome
de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) está causado por un agente
infeccioso: el virus de inmunodeficiencia humana (HIV).
El agente se transmite, principalmente, por contacto sexual,
a través de sangre o productos contaminados derivados de la sangre.
El HIV 1 es un retrovirus lento, agente etiológico del
SIDA.
El HIV 2 tiene un 40% de homología con el ácido
nucleico de HIV 1. Produce el mismo cuadro clínico que el HIV 1,
aunque con un período de incubación a veces mayor.
En individuos infectados con HIV aparecen anticuerpos antiHIV,
como respuesta del sistema inmunitario a la invasión viral.
Estos anticuerpos no son protectores y no confieren inmunidad,
pero por ser marcadores tempranos de la infección, su detección
constituye la base del estudio de la patología.
Este ensayo permite el reconocimiento de Ac (IgG) contra HIV
1 y HIV 2. Se positiviza a las 4-12 semanas de la infección. La
seronegatividad puede ser más prolongada (hasta 36 semanas) en algunos
casos.
La presencia de anticuerpos no predice si el individuo desarrollará
o no SIDA.
El período de estado de infección sin manifestaciones
de SIDA puede ser de 8-10 años.
La detección de anticuerpos en recién nacidos
de mujer infectada por HIV no implica, necesariamente, que el niño
esté infectado. Es necesario mantenerlo en período de observación
hasta 15 meses para ver si desaparecen los anticuerpos, intentando a la
vez detectar el antígeno. Si aparece el antígeno y/o los
anticuerpos se mantienen después de los 15 meses, se puede considerar
al niño infectado por HIV.
La determinación de anticuerpos es indispensable en bancos
de sangre, donación de órganos e inseminación artificial.
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